sábado, 7 de febrero de 2015

Ética del Trabajo

Todd Rundgren lo entendió bien. Hay una banda de sonido que resuena en el cerebro de la mayoría de los hombres (y probablemente también en el de muchas mujeres), y dice más o menos esto: “No quiero trabajar. Sólo quiero tocar el tambor durante todo el día”.

Cuando los niños son bebés, los padres son sus sirvientes, incluso sus esclavos, porque son indefensos. Al parecer, a los adolescentes les gusta que siga siendo así. Uno de los aspectos más difíciles de la crianza de mis hijos ha sido enseñarles a trabajar de buena voluntad (y eso me trae borrosos recuerdos de lo que le pasó conmigo a mi padre). No quieren trabajar.

Pienso que Satanás usa una gorra que dice: “Tome este trabajo y aléjelo a empujones”. Oremos para que Dios nos ayude, nos fortalezca y nos guíe de modo que esta generación de adultos no deje de legarle a la siguiente los propósitos de Dios. “Castiga a tu hijo mientras haya esperanza, pero no se excite tu ánimo hasta destruirlo” (Proverbios 19:18).

Hola, niño, tome este trabajo y ámelo.

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