miércoles, 4 de febrero de 2015

Recuerde a quién le sirve - Reflexiones

¿No sería absurdo que una recepcionista contestara el teléfono y no supiera el nombre de la compañía que representa? ¿No sería absurdo que un representante de ventas nunca mencionara el nombre de su compañía? ¿No sería absurdo que un empleado olvidara que es un empleado y se imaginara que es el propietario?

Absurdo, pero posible: la gente hace exactamente eso con Dios todo el tiempo. Todos pasamos por tramos de niebla en los que nos confundimos respecto de nuestra misión en la vida. Olvidamos que somos administradores de la compañía de Dios, que nuestro gran propósito en la vida es darle gloria a Dios, recibir y reflejar su amor, y actuar como agentes suyos para llevar beneficios a la vida de otras personas. Usted fue creado con ese propósito. Para eso fue redimido.

¿Cuál es el propósito principal de su vida? Esta es una manera de decirlo: “Reconócelo en todos tus caminos” (Proverbios 3:6). ¿No es admirable que la diaria toma de decisiones sea mucho más fácil cuando comenzamos el día diciendo: “Dios, voy a trabajar para ti en este día; te doy gracias por dejarme pertenecer a tu empresa”?

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