piden algo y la respuesta es no, no quiere volver a escuchar sobre eso una y otra vez, ¿no sería lógico suponer, entonces, que Dios se irrita cuando le pedimos algo más de una vez?
¿Lógico? Sí. Pero en realidad, la verdad es todo lo contrario; él no ve la repetición de las oraciones como ruegos molestos ni como acoso. "También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar. . . .
‘¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?’" (Lucas 18:1,7).
En esa pequeña historia de Jesús, una viuda acosó por justicia a un juez hasta que él se la concedió. En lugar de criticar a la mujer por tanta persistencia, Jesús la alabó e invitó a todos los creyentes a ser como ella.
Cuando parece que nuestra primera oración no fue concedida, no sabemos con seguridad si Dios está diciendo no permanentemente, o si su respuesta es "quizás", o si la respuesta es "más tarde". Lo que sí sabemos es que el Padre no sólo tolera sino que acoge e incluso alaba las oraciones persistentes. ¡Ore y no desmaye!
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