martes, 7 de julio de 2015

Cultive la humildad


El humorista radial Garrison Keillor le preguntó una vez a la mamá: “"Mamá, ¿soy hermoso?"” Su modesta respuesta, típica del Medio Oeste, fue: “Eres suficientemente hermoso, querido”.

La humildad es una conducta aprendida. Por naturaleza, somos miniaturas de Satanás: prepotentes, orgullosos, interesados sólo en unos propósitos en la vida: los nuestros. Nos imaginamos que somos el centro del sistema solar--no, de la galaxia. Las demás personas son actores secundarios y ayudantes en el drama YO.

Es natural que anhelemos atención y que presumamos. Es cristiano elogiar primero a los otros y esperar con paciencia que los otros descubran nuestro brillo. El Señor Jesús es nuestro ejemplo y maestro, el divino Redentor, que vino al mundo no a ser servido, sino a servir.

¿Puede aceptar esto? “Alábete el extraño y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos” (Proverbios 27:2).

0 comentarios:

Publicar un comentario