“Nacido para ser salvaje” es más que una canción (Steppenwolf, ca. 1968). Es el resumen de la situación básica de la mente humana cuando no ha sido tocada por el evangelio. Vamos, admítalo. Es emocionante quitarse el freno.
Así es cuando se pierde la paciencia. Hubo una época en la que pensé que las personas coléricas eran infelices. En realidad es peor que eso: Estallar y “explotar” produce una emisión de adrenalina que muchas personas encuentran emocionante. Regañar a otra persona produce un grado de satisfacción. ¿La ha sentido?
El problema es que la ira es pura emoción, y la emoción es generalmente irracional. Los estallidos de ira raramente resuelven un problema o hacen algún bien; lo más frecuente es que destruyan las cosas y las personas. He aquí algo de la sabiduría de Dios: “El que guarda su boca guarda su vida, pero el que mucho abre sus labios acaba en desastre” (Proverbios 13:3).
Si ha perdido la paciencia, permita que Dios le ayude a recuperarla. Y si tiene que ser salvaje, dé un paseo en su Harley.
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